«Hoy, mi pasión es interpretar esas canciones que tanto nos conectan, llevando cada nota y cada letra con el respeto y la emoción que merecen.»













«A los 14 años, viví una experiencia que marcó mi vida y dio inicio a mi camino en la música. Fue entonces cuando me rompieron el corazón por primera vez, gracias a una niña del colegio que, sin saberlo, inspiró mi primera canción: «Hoy quieres volver». En esos años, la adolescencia trajo consigo emociones intensas, decisiones difíciles y malas influencias. Perdí el rumbo y me encontré en un barrio muy peligroso, rodeado de amistades que no eran las mejores para mi futuro. Fueron meses complicados, en los que me sentía desorientado, atrapado en un entorno que no me pertenecía. Sin embargo, mi padre, con su sabiduría y amor, logró tenderme una mano firme. Me convenció de que debía estudiar algo que pudiera abrirme las puertas a una vida diferente, un camino que realmente valiera la pena. Fue así como decidí estudiar Comunicación Social, una decisión que cambiaría el rumbo de mi vida por completo. Tras años de esfuerzo, logré graduarme y encontré mi primer trabajo en una emisora, donde me encargué de realizar activaciones de marcas para empresas. Fue allí, en medio de micrófonos, música y conexiones humanas, donde redescubrí mi pasión por la comunicación y mi amor por las historias, por transmitir emociones y llegar al corazón de las personas. Ese primer desamor y los desafíos de mi juventud no fueron caídas, sino pasos necesarios que me llevaron a encontrar mi propósito. Cada experiencia, por difícil que fuera, me convirtió en quien soy hoy: alguien que nunca deja de creer en los nuevos comienzos y en el poder transformador de los sueños.»

En ese trabajo, sin imaginarlo, encontré a alguien que cambiaría mi vida para siempre: mi esposa. Su llegada no solo iluminó mis días, sino que se convirtió en mi mayor apoyo y la fuente de inspiración que tanto necesitaba. Curiosamente, durante esos años, muchas personas comenzaron a decirme que me parecía a Jessi Uribe, tanto en el físico como en el timbre de mi voz. Al principio lo tomé como un comentario casual, pero la curiosidad me llevó a investigar más sobre él. Lo que descubrí me dejó fascinado: su estilo, su pasión y la autenticidad

con la que interpreta cada canción resonaron profundamente en mí. Fue como si, de alguna manera, me hubiera encontrado con un espejo artístico. En 2019, mi esposa, siempre creyendo en mi talento incluso más que yo mismo, tomó la decisión de inscribirme en el programa ‘Yo me llamo’. Aunque al principio dudé, su fe en mí me convenció de intentarlo. Fue una experiencia emocionante, pero no todo salió como esperaba. No pasé la audición y salí del programa con el corazón pesado,

sintiendo que había fallado. Sin embargo, mi esposa no dejó que ese momento definiera mi camino. Con una firmeza que solo el verdadero amor y la confianza pueden sostener, me alentó a no rendirme y a seguir trabajando en el proyecto. Su determinación y su fe en mi potencial me recordaron que los tropiezos no son el final, sino parte del proceso hacia el éxito. Gracias a ella, comprendí que cada caída es una oportunidad para levantarse con más fuerza y que, con pasión y esfuerzo, los sueños siempre pueden convertirse en realidad.»